Una Buena Porfía
Esta es sin nuda una cosa mas que va en contra de mi naturaleza de mala escritora y pésima ortografía, pero que tiene mucho que ver con aquella parte osada y porfiada que tanto me a ayudado en mi vida.
Si hubiese hecho caso cuando mi papa me dijo que no me iba a comprar una mini y si no me la hubiera comprado igual con mis pocos pesos, yo creo que nunca me habría enorgullecido tanto de mis piernas.
Si cuando quise estudiar francés, hubiese recordado a Adela mi profe de francés en el colegio diciendo “Consuelo nunca vas a aprender, un 4.0” hoy no seria bilingüe.
Si no fuera tan porfiada esta clarísimo que a Burundi no llego, que si bien es mi porfía por excelencia, de repente pienso igual que muchos que me fui en volá.
Lo más interesante es que esta porfía parte a mis 3 tiernos años de infancia, cuando mi madre, como cualquier otra le dijo a su hija, “no te acerques a los enchufes” y la princesita no encontró nada mejor que ir y apagarle la tele a su hermano de sorpresa, desenchufando el apartado desde el enchufe. Conclusión guagua bolo de pieza del hermano hasta el Living de la casa, quemándose las dos manos, y teniendo que ir a curarse casi 2 veces por semana, con una madre que desde ese momento no dejo de recordarme “no seas tan porfiada, mírate las manos” …si, me quedo un recuerdo de mi primera gran porfía, un dedo chueco, que si bien resulto mas ergonómico que el de mis compañeras en el colegio, a sido y será para toda mi vida el recuerdo patente, de que soy de aquellas personas porfiadas que a caídas aprenden; y que si no sienten que las vida las marca con sus aprendizajes no se sienten vivas.
Es por todo lo mencionado, que hoy a pesar de todo pronóstico, quiero tener mi lugar para escribir en la red y me doy la bienvenida a este gran mundo de muchas personas que no se conocen. Espero poder ser un aporte a los que lo lean y poder expresar una poco mas lo que pienso de….básicamente todo.
Un cariñoso saludo al Narciso que me motivo a hacerlo..
1 Comments:
Para mi existen 2 tipos de personas: Las que buscan y las que se dejan encontrar. Sin prejuicio de ello, y sabiendo que pertenezco al segundo grupo, quisiera ser del primero. Los riesgos de caer nunca son tan fuertes como el no haber sufrido y encontrado. Por eso quizás los de mi clase esperan y a veces no son encontrados.
Tus palabras son reflejo de una porfía que forja y satisface.
Me gustó tu historia.
Felipe
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